Editorial:
En la editorial del número 4 de Biblioverso, publicado en mayo de 2023, se señalaba que, la propuesta del complejo “Centro Cultural”, —hasta ese momento, consolidada, y por 10 años— buscaba integrar, filosófica y operativamente, todas las representaciones de las artes, con un servicio de información dirigido al aprendizaje y la investigación, quedando así su denominación interna: Centro Cultural y de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación (CeCRAI). Sin embargo, los cambios institucionales también responden a nuevas formas de ser y hacer, y con ello, a reingenierías organizacionales, tal y como ha sido el caso del CeCRAI-UCAB, donde se ha decido establecer la divergencia.
No obstante, desde mi perspectiva como profesional de la información y docente en el área de las ciencias de la información, considero que la concepción del CCRAI (ahora sin la e) va más allá de un nombre o de una aceptación en una estructura organizacional que corresponde con un “complejo físico donde las artes coexisten con los contenidos académicos en formato libro, trabajos de grado, revistas científicas, entre otros”. Un CCRAI es un sistema físico, digital o virtual, donde la cultura —conocimientos e ideas adquiridos gracias al desarrollo de las facultades intelectuales, mediante la lectura, el estudio y el trabajo— se alimenta de los recursos científicos, académicos, y por supuesto artísticos (son recursos para el desarrollo de la academia y la ciencia per se). Es que, de acuerdo con la bibliografía básica de la bibliotecología, todas las “bellas artes” son susceptibles al análisis documental interno y externo, y por ende, forman parte de las colecciones especiales de una unidad de información.
Pero además, y de acuerdo con un estudio reciente (2023) realizado por quien escribe, los profesionales de la información, especialmente bibliotecólogos, pero también los archivólogos dedicados a fondos históricos, tienen las competencias, desde su formación, para realizar funciones de curadurías artísticas, pues, el proceso requiere de amplios conocimientos metódicos-prácticos para la investigación, la conservación y la difusión de la expresión cultural de los individuos (ciencia, artes y otros) en un formato (producto) más universal= información.
En ese sentido, es importante que se vea el término “centro (de) cultura(l) y de recursos para el aprendizaje y la investigación” desde un enfoque de pensamiento complejo (Morín, 1983) —que abarque el todo, sus partes y la interacción entre los diferentes subsistemas en sus contextos— y en minúsculas, no porque se le reste mérito al epicentro del conocimiento, sino porque el CCRAI no se corresponde con el nombre de un ente o institución; el CCRAI es una concepción global, un constructo teórico y sistémico donde converge la transversalidad de la información a través de medios y recursos de diferentes formatos a disposición para el aprendizaje y el desarrollo de la ciencia.
Por ello, hemo dedicado 4 trabajos a la vinculación de las artes con el trabajo del profesional de la información en su quehacer bibliotecológico.
Texto: Evelyn Guerrero Mass